IZQUIERDA UNIDA DE CASTILLA LA MANCHA |
Quedan
35 de los 44 inmigrantes magrebíes que ayer iniciaron una marcha hacia Cuenca
a pedirle a la Subdelegación del Gobierno un papel que les permita ganarse
“el pan nuestro de cada día” con un poco de dignidad. Pretenden poder
aportar su fuerza de trabajo fundamentalmente en tareas agrícolas que
nuestros jóvenes dejan por la precariedad del empleo y las escasas
prestaciones de un régimen agrario de la Seguridad Social tan viejo como
injusto. Los magrebíes que llegan, por lo general, tienen escasa formación.
Los Hassanes y su recua les vienen negando los conocimientos al pueblo para
que siga considerando que la pobreza es consecuencia del destino y que la
riqueza extrema que acumulan unos cuantos es debida a la “voluntad de Alá”
y no al resultado directo de la explotación de recursos materiales y humanos
del pueblo magrebí.
Llegaron
en pateras de la muerte, los hijos de los “invasores del pueblo saharahui”.
Aquella invasión urdida por Hassan y el fanatismo religioso, que solo sirvió
para incrementar la riqueza de los más ricos y robarle a un pueblo su tierra,
sus casas y sus raíces mientras el gobierno Español miraba para otro lado
por unos cuantos peces y fosfatos. Más a aquel
pueblo no pudieron robarle su dignidad, con la que todavía luchan por
volver a su patria ante la burocracia indiferente de la Europa de los
“derechos humanos” y de los tribunales de la Haya dónde nunca sientan a
los verdaderos culpables de la agonía de dos terceras partes de los
habitantes del mundo, incluído el pueblo magrebí.
Tienen
hambre y por eso vienen. Llegaron a las Pedroñeras como lo podían haber
hecho a cualquier otro lugar. Allí hay trabajo temporal, no para todos, y esa
es la parte del problema que se resuelve cuando se legaliza su situación y
pueden ser contratados en cualquier parte de este lado del Estrecho. En Las
Pedroñeras han creado una situación extraordinaria que necesita de medidas
igualmente extraordinarias del Gobierno Central y del Gobierno Regional que no
se han producido. Medidas no represivas sino con la base en la declaración
universal de los derechos humanos, esos que conmemoramos en Diciembre con
declaraciones grandilocuentes. Con esa aplicación no hubieran tenido el más
mínimo campo de predicamento los xenófobos de Democracia Nacional, aunque
por fortuna tuvieron escasa acogida gracias a la madurez y responsabilidad de
las fuerzas sociales, sindicales y políticas y de los pedroñeros y pedroñeras.
Para
quienes hablan de “invasión” conviene recordar que en nuestra Región se
han legalizado 5.832 inmigrantes que si se empadronan en la Región se sumarán
al 1.734.261, cifra que por cierto ha venido bien a los intereses Regionales
en el reciente proceso de financiación autonómica. La cifra de inmigrantes
pues, que supone un aumento del 0,3% del
total Regional, no es alta ni mucho menos alarmante. Desde el punto de vista
estricto del interés económico, temporalmente esos inmigrantes, son
necesarios en ésta tierra y sobre todo cuando desde Madrid y Toledo se habla
de incrementar regadíos en la Región, ese hipotético incremento traería
consigo mayor necesidad de temporeros.
Algunos
intentan crear alarmas innecesarias. El problema nuevo que para muchos más jóvenes
supone ver en las orillas de los pueblos, rostros quemados por el sol, tan
negros como sus dramáticas vidas, para otros no es tan nuevo, porque están
mirando a los espejos de un reciente pasado cuando más de dos millones de
españoles, tuvieron que huir del hambre y soportar el desprecio de versen
mirados, y muchas veces tratados, en la Europa desarrollada y democrática,
como los “moros del sur” (la mitad del nombre de Castilla La Mancha es árabe).
Pero también allí como aquí, al margen del desarrollo económico que, por
ejemplo en Alemania, los españoles contribuyeron decisivamente, hubo muchas
gentes, asociaciones e instituciones solidarias que tendieron sus manos porque
se creyeron aquellos de los derechos humanos universales.
La
marcha de los 35 magrebíes hacia Cuenca es una marcha en busca de esos
derechos humanos. No son ladrones ni asesinos. Solo quieren un papel que diga
que son personas, que son seres humanos. La suya es una marcha por la dignidad
y éste pueblo no puede ni debe volverles la espalda.
Cayo
Lara Moya.
COORDINADOR
REGIONAL DE IU.