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IZQUIERDA UNIDA DE CASTILLA LA MANCHA |
El político turronero Pascual Serrano (*)
Durante
las últimas semanas estamos asistiendo a la estrategia del Partido
Popular de relanzamiento de su candidato, Adolfo Suarez Illana.
Estrategia que consiste en pasear al susodicho por ferias, mercados y
saraos con el objetivo de exponerlo ante el mayor número posible de
votantes. Si bien es el Partido Popular quien está llevando hasta la
exageración este formato de hacer política, la realidad es que obedece
al modo en que estamos convirtiendo la política en nuestro país. Nos
debería parecer preocupante que se olviden los contenidos, los
programas, las ideas, las propuestas y las alternativas para convertir a
los candidatos y a los líderes políticos en turroneros a los que
pasear por ferias y fiestas como artículos de promoción. No nos engañemos,
esta perversión, en mayor o menor grado, está generalizada. Las
organizaciones políticas pelean por conseguir que las “caras” de
sus candidatos sean vistas el mayor número de veces en el menor tiempo
posible. Todos compiten por asistir a actos fatuos con un mero objetivo
publicitario. A mi pueblo, Fuentealbilla, ha venido Suarez Illana el día
de mercado y el delegado del gobierno, un senador y varios diputados
provinciales al desfile de inauguración de las fiestas. Nunca ninguna
de esas personas vino a explicar ninguna propuesta o programa. Han
venido a desfilar con las majorettes y las carrozas, a saludar, a que
les vean. Su cara parece ser el único mensaje político que quieren
transmitir. Yo
no he podido escuchar al señor Suarez Illana hablar más de cinco
minutos ni he podido leer ningún reflexión suya medianamente extensa.
Y el problema no es que tenga o no, nada que decir o escribir, sino que
ni su partido ni la sociedad le demande que lo haga. Si
ya los medios de comunicación han transformado las propuestas políticas
en titulares de media docena de palabras, las propias organizaciones
tampoco muestran interés en ampliarlas algo más.
Convertir
la política en la mínima expresión, en un slogan publicitario, y a
los candidatos en su imagen corporativa puede ser compatible, incluso
deseable, para quienes tienen como prioridad perpetuarse en el poder, no
cambiar nada y mantener la sociedad en los mismos cánones de injusticia
y desigualdades. Pero mi organización, Izquierda Unida, debe luchar
para evitar caer en la tentación y cambiar estos modos. No por razones
de rentabilidad política, sino porque está en juego lo que algunos
entendemos por democracia. Es decir, un sistema en el que los ciudadanos
conozcan, participen y formen parte de la vida pública y las decisiones
colectivas. Pretender convertir a los políticos en turroneros que
desfilan por las fiestas y a los ciudadanos en consumidores de
candidatos, objetivo de campañas de promoción y receptores de fotos
firmadas también es una forma de terminar con la democracia. (*)
Diputado portavoz de Izquierda Unida en la Diputación de Albacete |