IZQUIERDA UNIDA DE  CASTILLA LA MANCHA


ARTÍCULO DE OPINIÓN

IRAQ: UNOS MATAN Y OTROS SON MATADOS

Mar Molina*

 

Salí de Iraq, concretamente de Bagdad, el 9 de enero de 2002 para volver a recorrer mil kilómetros de desierto en autobús en dirección a Amman (Jordania). Recuerdo que aquel fue un día muy triste, porque un trozo de mi corazón se quedó prendido en las miradas de los niños y en las de las mujeres y los hombres iraquíes, y mi alma (donde quiera que esté) se quedó habitada de lágrimas saladas y secas que nunca he podido enjugar. Esas lágrimas, pesadas como el plomo, que afloran tras la impotencia y que los ojos se niegan a verter.

Cuando en enero estuve en Iraq, ya estaba amenazado por el todopoderoso Señor de la Guerra que es Estados Unidos. Hoy, cuando escribo estas líneas, el ataque sobre este país parece inminente, porque ha sido clasificado como perteneciente al “Eje del Mal” según el criterio de George W. Bush (hijo).

El pueblo iraquí es asesinado en silencio con un embargo y unas sanciones que duran ya once siniestros años. La complicidad de organismos como la ONU en este genocidio silencioso ha sido denunciado por los ex Coordinadores Humanitarios de NN.UU. en Irak, Denis Halliday y Hans Von Sponeck (desde 1997 a 1998 y desde 1998 hasta el año 2000, respectivamente) en el documento Una Nación Rehén afirman y dicen: “...Queremos animar a la gente para que proteste contra las políticas carentes de escrúpulos y contra la espantosa desinformación que sobre Iraq nos ofrecen los que tanto saben de esto, y que están dispuestos a sacrificar vidas humanas con argumentos falsos y maliciosos...”.

El día que visitamos el Hospital General Infantil de Bagdad, fue con diferencia unos de los peores días de mi vida, y, concretamente, entrar en la Sala de Oncología fue una terrible experiencia. A esta sala se la conoce como “El Corredor de la Muerte”, los niños que allí permanecen carecen, debido al embargo, de las medicinas y los tratamientos adecuados para poder sobrevivir a los diferentes cánceres que les habitan. Nosotros los miramos con la incredulidad de unos europeos que sabíamos que esos tumores tenían cura. Santiago Alba Rico lo describía así en Iraq: un cuento para niños: “...He mirado a Hamid, 6 años, con la cara podrida de tumores y al que el roce más liviano arranca un gemido de dolor. He mirado a Nur, tímidamente atada a su suero como una cabrita a una estaca. He mirado a hoda, de dos años, que lleva la mitad de su vida en el hospital...[...]. Y he mirado también Ali, Ali Hamid, comido por las metástasis en una cama de Basora, al que quizás en estos momentos ya nadie puede mirar...”. De todos ellos, hoy, me quedan un puñado de fotos que me siguen mirando con los ojos tristes y duros del dolor y de la muerte. Esos ojos afilados con un brillo apagado, ojos de presente aterrador, me persiguen en mis recuerdos mesopotamos y no cesan de repetirme “no olvides”.

Desde la Guerra del Golfo han muerto ya más de 700.000 niños y niñas iraquíes gracias al poder del “Eje del Bien” (Estados Unidos, Gran Bretaña, etc) y a ese interesado embargo. Madeleine Albright, afirmó en una entrevista con la CBS, mientras era todavía representante permanente en NN.UU. y miembro decisivo en funciones del Consejo de Seguridad, a la pregunta si valía la pena pagar el precio de la muerte de 500.000 niños y niñas iraquíes: “Fue una elección difícil, pero sí valió la pena pagar ese precio”.

En Bagdad no había niños jugando en las calles, tenían ocupaciones de adultos serios. Sólo el silencio..., roto por los murmullos de la gente que transitaba con prisas desaceleradas y miradas perdidas.

Más terrible aún, fue en el Hospital Infantil de Basora (ciudad que se encuentra en el sur de Iraq) donde nos asomamos perplejos a las terribles consecuencias de las nuevas municiones de la guerra, como el uranio empobrecido. El 45% de los habitantes de la zona ya han inhalado las partículas de uranio empobrecido y la metamorfosis  y la mutación de cromosomas perdura durante varias generaciones..

Allí la contaminación por uranio llega a la cadena alimenticia y en el año 2001 se han producido más de 250 casos de nacimientos con malformaciones congénitas.

Nos justifican el ataque aduciendo que Irak tiene armas de destrucción química, sin embargo nadie informa de las atrocidades del embargo, nadie informa de la falta de medicinas para combatir las enfermedades que padecen los niños y las niñas iraquíes. El Presidente Bush carece de la “química humanitaria” normal que tenemos cualquier ser humano, ya que va a bombardear a un pueblo al que ha condenado a un genocidio desde hace 11 largos años. Bush debe de ser un hombre descarnado y sin sentimientos, sino no puedo explicarme cómo puede condenar a la muerte a los niños iraquíes.

Yo me pregunto y les pregunto: ¿hasta cuando vale la pena pagar ese precio?, ¿han de pagar los niños y los pueblos siempre por los intereses económicos y estratégicos de un puñado de “buenos” salvajes?

Unos matan y otros son matados, para ello se amparan en sus “versiones oficiales”, pero también hay gente que como Alberto Piris, General de Artillería en la Reserva Analista del Centro de Investigación para la Paz (FUHEM), en el artículo Bombas Electorales contra Irak dice que “...las bombas que volverán a llover sobre Mesopotamia, como tantas que ya antes lo hicieron allí y en otras partes del mundo, además de los consabidos efectos militares y las presumibles bajas "colaterales", tendrán como principal misión reforzar los siempre anhelados éxitos electorales del actual inquilino de la Casa Blanca”.

De esto no me cabe duda, como tampoco de que esas “bajas colaterales” seguirán siendo los más débiles: el pueblo. Un pueblo que agoniza desde hace 11 años debido al cruento embargo impuesto por el “Eje del Bien”,  que manifiesta que “vale la pena matar niños”.

Si ustedes no piensan igual y callan, serán cómplices de estas muertes inocentes y de otras muchas que se están evidenciando en el planeta. Muertes inocentes en nombre de un mal bien injustificable: el megapoder económico de las multinacionales del petróleo, de las industrias armamentísticas y los intereses de algunos países por hegemonizar su poder en todos los continentes.

La humanidad se devora sin ningún tipo de escrúpulo, hemos hecho de la muerte algo normal y cotidiano, en definitiva, la hemos devaluado hasta tal punto que nos ha extirpado el corazón y nuestros ojos se han convertido en una cámara opaca que no permite que la luz se inunde de sentimientos. Cada día nos alejamos más de la solidaridad y de la convivencia con todos los pueblos de la tierra, estamos creando las fronteras de la sinrazón en la que mueren los niños. Estamos convirtiendo La Tierra en un planeta sin futuro.

Una amiga siempre me dice que todo lo que habla lo ha pasado antes por su corazón, es decir, por el tamiz de los sentimientos. No sé ustedes, pero cada vez que paso por mi corazón la muerte de un niño un estremecimiento en forma de escalofrío me inunda el cuerpo y no existe calor humano o químico que pueda llegar a confortarme.

Toledo, a 17 de agosto de 2002

 

 

 

*Responsable de Comunicación de IU de Castilla La Mancha. (Viajó a Iraq en los días del 2 al 12 de enero con la IV Delegación Española contra el Embargo de Iraq en el año 2002)